Sueños de un espíritu en el agua

poema de Natalao

El desafío de la realidad sublime, de navegar entre las aguas para integrar lo mágico, misterioso y sobrenatural, del alma de Dios como una alquimia o burbujas despampanantes, que construye la ciencia al reconocer la experiencia que refleja la deidad externa del planeta azul en el mundo.
Formas de consciencia que colaboran con lo místico para transformar lo sorprendente de la transparencia del agua, que se esfuma en procesos del inconsciente y que es ello lo que aporta seguridad interna al anhelo de reinventarse como un ser autónomo e independiente.
El inconsciente colectivo ha heredado imágenes o símbolos, convirtiéndoles en arquetipos para representar vivencias innatas de sí mismo, el yo consciente, la psique inconsciente, y el signo de la personalidad.
Siendo sombras fascinantes, héroes del territorio inexplorado, entendiendo que la aventura se encuentra dentro de tu corazón, sueño que mira al interior, para despertar, los misterios de los sentidos que se impregnan en el agua, impresionando a los seres de los misteriosos y raros símbolos con que nos habla las imágenes de las fuentes para crear los ondulados valles que en el agua son sombras que fluyen de emociones, con vuelos de melancolía en aguas dormidas, para ser aguas vivas y despiertas.
Huellas imborrables de los sueños orgánicos, del germen que otorga florecimiento de los distintos ritmos que corren naturalmente, registrando la sonoridad viva del corazón y sus latidos, con el ser en sí mismo, revelando la pureza de la comunicación que se tiene con los diálogos de la fonética voluntaria, al conversar con la imaginación que escuchamos.
El espíritu del aire y del agua, imaginario que amplifica la belleza del sonido murmurante, don de las divinidades culturales, sagrada en su cuidado, vinculante de la armonía, convivencia y formas de vida, pacto social en defensa colectiva e individual anclada a las generaciones futuras.
Conexión con el espíritu, logrando que la quietud y el silencio sea una práctica diaria, centro permanente de la gravedad, auto realización intima del ser, relajando el cuerpo en una meditación gradual de la voluntad sabia, combinación con el sueño, refiriéndose a la iluminación de la respiración.
Bajo los fríos cielos, de donde viene siempre la voz, alucinada, de miradas iluminadas, a orillas de un mar encantado, de fantásticos corales, algas que flotan, pero que se esconden detrás de la precipitada corriente del corazón que sopesa el llamado de las aguas, del admirable y contemplativo surfearte que lo abrazan.
Jugar con el agua pérdida en los adentros del alma que quema, con el fuego de soñar con las criaturas del mar, sumergen la vida habitual en una aventura imaginada, rodeada de escenarios primitivos que sorprenden el espectáculo de la naturaleza flotante, en la imaginación que frena la ilusión en una apertura de senderos emocionantes.
El sueño de un espíritu en el agua, recupera la dulzura, que humaniza los sordos gemidos del realismo de las palabras que las aguas llevan y traen, en una soledad que presiente la escena con el amor del cielo, sorprendente ver las flores reflejadas en los sueños que el océano penumbra la luna y la noche, estrellas arrojadas en un corazón que ya no piensa.
Perfumes que espían la sobrenatural máscara que impide entender las superficies de las aguas, pero dirigen el mundo estrellado de las partes que deriva el esplendor de una ropa, corriente, pero que con la extraña calma se ve vestido, porque es la sangre la que corre en melancolía, humanizando los reflejos de la propia sombra, donde cuyo drama y pena conoce.
La ensoñación de la voluntad, de un cambio que imagina, en el reposo del cielo que acepta movimientos de su propia cultura poética, para encontrar la sustancia que permanecerá en el interior, adormeciendo la profundidad cósmica, en influencia nocturna, de almas que imaginan un espectáculo detenido en el azul, arriba y que a su vez abajo representa el aire.
Elementos que impresionan, en sus combinaciones, la imaginación une el agua a la tierra, o lo contrario, el fuego de la llama viva del interior que une a la tierra y el fuego, la ensoñación une el aire y al agua, tierra y fuego, combinación que se estalla en el ser de sí mismo en una ardiente llama, sobre su espejo sutil, de un canal enigmático en alianza a su propia leyenda.
Profundidades desoladas de la mezcla entre la noche con el agua, evidenciando las ensoñaciones inconscientes de un mar que mezcla de forma viscosa la intuición viva, para palpar el interior de las sustancias proyectadas en lo natural del oficio agua, que modela el sueño íntimo, vegetante de un juego, dinamizando un volcán microscópico a otro macroscópico.
Siendo uno solo, que viene y va en las profundas y cálidas maternales, de una naturaleza que cambia la ensoñación, astuta de alma forjadora, pequeño, intangible a efectos que muestran la inspiración de un paisaje, explicando los propios sentimientos de un profundo y verdadero conocimiento del ser entusiasta con el amor que describe la realidad que miro mientras estoy en el vacío.
La realidad es sentir el mar común, que fascina mi propio mar, azul, que abriga el alimento de la fuerza inagotable de las imágenes que priorizan el corazón, al momento de amar la metáfora, que la imagen muestra, entendiendo lo infinito, que se muestra en las condiciones de soltar la realidad en un alma que se deja llevar por las propias corrientes del agua que nutre los contornos de los colores que de la frecuencia natural imagina.
El gesto del sueño del espíritu del agua que hechiza el placer del contacto que emotiva, una vigilia para conversar sobre la geografía, en un método de soñar, con lo habitual para estar unido, a las distancias, los recorridos, sensaciones y olvidos, que el cuerpo y el alma exploran, al momento que recuerda la calma, de un corazón nutritivo y explicativo que sirve al agua en el aire, que revive los valores inconscientes del ser en sí mismo, un inagotable valiente anclado al cielo.