Amanece

Amanece, el día amanece
como si realmente
no estuviese sucediendo nada.
Y eso es lo catastrófico.
Pero me paro a contemplar
entre los intersticios del cielo,
y veo nubes,
una gama de azules,
todos ellos oscuros.
Recuerdo entonces
ese otro azul
de aquel día en el que
me soprendió de nuevo el cielo,
como si jamás lo hubiese visto,
o si lo hubiese olvidado.
Ese azul puro y alto,
humilde,
hizo que mi propio nombre
me resultase ajeno,
y, desde el distanciamiento,
concebí el instante
como algo nuevo.
Amanece, y puede que
esté sucediendo algo,
porque en ese cielo oscuro y triste
está también
aquel otro cielo, puro, claro.