Gorgoneion con cuerpo de mujer

Gorgoneion con cuerpo de mujer

Para Tony (Macabra),
Porque solo hay algo mejor
Que retar a los demonios:
Retarse uno mismo.

La Tumba, confidente de mi sueño infinito
(Porque la Tumba siempre comprenderá al Poeta)
En esas largas noches en las que el sueño está prohibido
Te dirá: de que os sirve, insensata cortesana
No haber conocido lo que los muertos callan (…)
Remordimiento Póstumo
Charles Baudelaire

Se rindieron los cinceles en las manos, sin atreverse a profanar la roca que hubiera recibido en su seno tus carnes pecaminosas de hembra
De demonio. De erotismo pagano. De tormenta: Gorgoneion con cuerpo de mujer.
Nos quedamos mordiendo el polvo a la entrada del Purgatorio, dos centímetros más abajo, rumiando los huesos antiguos del infortunio al amparo del panteón de los sin nombre,
con grilletes en los dientes, tierra en el baso y el fémur de la injusticia hundido entre las piernas.
Nos quedamos errando en la llama parpadeante de un cirio, dormitando sobre el sepulcro ajeno, lamiéndole las costillas al hambre
con la indulgencia en el bolsillo y un epitafio de condenación en los ojos.
Gorgoneion con cuerpo de mujer, serpenteando en la oscuridad de mi silencio,
con tus rodillas afiladas espoleando mis caderas, león astral sin escamas, retrato abstracto de irreverencia.
Tu risa retumbando en las mamparas, óxido de hierro al rojo vivo, autopsia de la memoria.
Mi boca deleitándose en tus pechos sangrientos, al vaivén de los relojes danza, en las grietas de tu vientre se inmola.
Canción tántrica que resbala por la losa pulida es el llamado de tu miedo.
Mi lengua es el profanador de tu cuerpo, las serpientes que enroscan sus anillos alrededor de tu talle,
meros artífices del placer: colmillos que se clavan en tus muslos de Amazona con arquitectónica mordedura.
Nos quedamos violando el lienzo entre la paz de los obeliscos, colgando, el orfebre decapitado ante su obra, colgando, mis dedos y las velas del candelabro.
Virgen de alas dormidas y orgasmos en el infinito; elíxir de estrellas.
Tú, que te estremeces sin pudor en las esquinas de los cementerios,
a los pies de las estatuas nigrománticas,
bajo la cripta de un muerto…
Me gustaría hacerte el amor en un cementerio, en noche de luna nueva, tan solo iluminadas por la decadente llama de un cirio,
nuestros cuerpos a media luz, encima del mármol de una tumba extraña,
mis manos apretando tus caderas mientras te poseo,
tus pechos contra la fría cruz de acero que reza un epitafio,
estremeciéndose la Muerte, bajo la tierra, los muertos.
No tienes permiso para llorar, ni siquiera para pedir réquiem por tu alma maldita de seductora.
Tengo tus sábanas talladas en el mármol, una verdad renaciendo a media noche,
tu cuerpo poseso por mi sombra en el negro corazón de la corneja,
un fragmento de Apocalipsis, deseo, una garra de bestia para rasgar tu soledad,
vino tinto de cosecha tardía...

Comentarios & Opiniones

Alejandro E.

Por favor, qué maravilla... Sospecho que no podré interactuar con esta bruja cubana. De cualquier manera estoy a tus órdenes. Me arriesgaré a qué me arrastres al cementerio que mejor te parezca. Eres genial. Espero...

Critica: