Frente al reflejo

Te observo,
en un espejo te leo.
Lo que más me inquieta
son las grietas que demuestras.

Siento tu mirada perdida,
reflejo de fatiga y heridas,
las marcas, tu piel las calla,
pero el sufrimiento... Así se declara.

Voy siguiendo cada línea de tu rostro,
pero ahora pareces completamente otro.
Desde tu cabello hasta tu mentón,
tus ojos ya no tienen emoción.
Todo en ti ha cambiado,
y no entiendo la razón,
si antes irradiabas tanta pasión.

Frente a este cristal,
me hablas con mudas palabras,
que se clavan como espadas,
afiladas, certeras, calculadas...

Mi reacción es limitada:
¿Quién eres ahora?
¿Qué quedó de ti?
¿En qué rincón olvidaste ser feliz?

Si algo en ti se quiere callar,
puedes en mí confiar.
No temas, no voy a juzgar,
solo quiero lo malo escuchar,
solo quiero, ayudarte a mejorar...

Habla, deja atrás ese peso,
no permitas que el dolor te tenga preso.
Permite a tu alma encontrar regreso;
deseo que tu latido esté ileso...

Porque me asustas,
verte así me angustia.
El reflejo lo veo apagado,
ojeroso, cansado, tan desgastado.

Somos uno, un mismo ser,
y no puedo dejarte caer.
Quiero que eso que veo
se quede solo en el espejo.
Esa imagen hoy de ti la destierro,
que su sombra se pierda...
que se vaya con el flujo del viento.

Me comprometo, frente a ti,
a luchar por tu latido, a hacerlo revivir.
Porque dentro de este cristal
aún hay alguien que puede existir,
alguien que merece volver a sonreír,
que merece volver a sentir...