De López y el cubrebocas
“De sus necedades locas . . .”
Amlo necesita, urgente,
de asesor inteligente,
epidemiólogo sano
que lo saque de lo vano.
De tristes retrógradas ideas
contra el tapabocas, feas,
pues, a utilizarlo se rehúsa,
por esto es que no lo usa.
Le tiene fobia, no entiende
de las bondades que tiene
para prevenir contagio,
se muestra terco, reacio.
Con su cerebral anemia,
no obstante que por pandemia
en México, datos ciertos,
cuarenta y tres mil van muertos.
Jorge Alcocer, Secretario,
y L. Gatell, Subsecretario,
ambos de “Salud” . . . ineptos
no saben, ni son correctos.
La ciencia mundial coincide
que ese aditamento incide
en la higiene del humano
y no causa ningún daño.
Que es auxiliar, gran ayuda,
que no quede ni una duda,
en el combate del virus,
preciso, el coronavirus.
Pero es inútil, no entienden,
testarudos no comprenden;
hay que explicar bien al peje
que el cubrebocas protege.
Que un buen pastor en su templo
debe poner el ejemplo,
bien guiar a su pueblo “sabio”
a sanidad, sin resabio.
Mas, necio se niega a creer,
por su tan engreído ser
no quiere cara tapada,
cubierta, estigmatizada.
Es el síndrome de Andrés
que todo lo ve al revés
por sus prejuicios insanos,
con sus pensamientos vanos.
Hace todo por crecerse
y débil no quiere verse
viejo endeble, vulnerable,
no juzgando muy loable.
Parecerse a Calderón,
su atormentada obsesión,
que el tapabocas usaba
cuando influenza atacaba.
El “mesías”, por su “deidad”,
cree que pierde autoridad
o teme sufrir de hipoxia,
tiene desviada ortodoxia.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 26 de julio del 2020
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