Terquedad
Terquedad
Y por qué tengo yo que sentir celos
de ti, cuando me dices que saldrás
con este otro o aquel
a comprar regalos para el día de navidad
si nunca siquiera he recibido un beso tuyo
ni falso, ni verdadero.
Quizá sea que en mi aparente tranquilidad
hay una enorme decepción de saber
que te interesan poco mis palabras y yo mismo
pues demoras en contestar cuando te llamo,
que no soy ni remotamente uno que mueva tu axioma
que todo lo que haga por ti, no te interesa.
Yo siempre me he considerado bueno
para amar, para morder la vida y con mis dientes
desgarrar lo que es imposible,
he sabido también apartarme cuando
he visto en unos ojos la amenaza de la indiferencia,
siempre leyendo los signos de un corazón yerto.
Y ahora, será que he perdido el instinto
y camino empecinado bajo la lluvia
pensando en que al fin tu última torre caerá,
que abrirás tus ojos y leerás en los hechos
y que aprenderás a abrazarme al menos una vez
antes de morir y me amarás.