SOLEDADES INTENSAS

poema de Germán g

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Casas de adobe, las pobres, las quedadas,
las que parecen viudas temblorosas y solas.
¡Hay madre, tus reacciones
nos cortaron la lengua y nos volvieron mudos!
Tanta miseria y tanto lloro, tanta tristeza y tanta soledad.

Hubo rastros ingenuos iluminando el alma.
¡Hay padre, nos dejaste
un frondoso recuerdo; que nadie me lo diga
yo lo bebí contigo, cada vez que trozamos
el amistoso huerto, devorando con ahínco
su amor resucitado!
Te cargabas la espalda con tu asperos sacos,
y atravesabas surcos olorosos a hierba
hasta llegar a casa con tu risa de olivo.

La vieja chimenea se ponia colorada
y el humo le brotaba como un charco de nubes.
-papas al horno, elotes cocidos, y frijoles de la olla-
¡Que menú padre mio, que menú tan rico!

Todo era tan bello,
solo tu nervio yerto nos causaba pena, (madre)
solo tu grito enfermo nos causaba dolor.
¡Hay madre , cuanto espanto sentimos
cada vez que temblabas en tu cama sombría!

Esa viuda añorada debió llorarnos tanto, (la casa)
que humedeció de luto sus adobes siniestros,
al quedarse tan sola, como mi pobre viejo.

german g

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