Diciembre 2021.
Ya otros años se me han ido,
otra agonía de calendarios.
Aunque en ellos el furor siempre estuvo cerca,
palpitando,
despertaba con un roce,
la realidad desgarrada al fin.
Desde las grietas se asomaba alguna luz,
se inflaba en las paredes, en los ecos de las palmas,
que aun ciegas encontraban descanso y beneficio.
Y este ahora no trae canto,
solo el de la muerte que aún no sé si es una risa.
Se hace cristal el aliento,
en los ojos neva,
y mi corazón es la máquina sin combustible que se atasca.
El amor me es limosna,
el devenir cierra sus puertas,
aún duemo en los sofás de la añoranza,
aunque ahí no haya descanso.
Regreso a ti, perfume de horizonte,
para contarte que en este diciembre
la vida fue tan mal.
Y si muerdo un poco este enero,
si aún sigo en pie contando pasos,
será a través de la poesía,
con la calavera en la mano
y el sol en la lengua.