El invierno se aproxima…

El diente digerido,
la cabeza inclinada sobre la fosa,
y cercano, el buitre alimentado por carroña.

Un cielo lánguido, fragmentado manto
del hedor que hunde en lo profundo;
mientras graznando la muerte suspira.

Desgajadas filas,
cellisca a lo hondo de los ojos opacos;
en tanto, palas alaban las piedras
que también lloran sus notas violín
al final de las reservas.

El invierno se aproxima,
y muda Europa la piel de epidemias
de los campos linajes del líquido orgánico.

Silencio matinal
redentor de las heridas abiertas,
ausentes los sentidos.

El llanto, deja de ser quién es…
para ser complaciente con la indiferencia
compañera del aire enrarecido.

Pronto nevarán gotas de cera;
cuando un golpe crudo queme la desesperada espalda;
mudada la voluntad
apilados los vivos encima de los otros.

Entender la condición humana,
tras el llanto de barracas y escombros
a escasos centímetros de nostalgias.

Al quiebre de ramas secas, los pasos,
y un silencio lúgubre de polvo
que infrinja dentro,
alas de un capullo más que se deshoja.

¡Pobres criaturas mortales!
Estrofas y escenas de jaulas
en las leyes de los campos de exterminio.

Entre la oscuridad del fango
no ríen, ni se lamentan
sólo un miedo dominante;
estigmas tatuados entre costillas.

En tanto, las sombras despertaron de un letargo…
El de los ausentes y una tumba abierta;
y los otros, los sobrevivientes, cual admisión de una inmerecida culpa.

Dedicatoria: A las víctimas del holocausto.
*
Fondo musical: Sospiri, Op. 70 - Adagio for Strings, Harp and Organ- Vienna Philharmonic Orchestra & John Eliot Gardiner, Autor: Edward Elgar

Abril 25, 2017
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