¿Cómo Saber?

¿Cómo sentir el calor que palpa el aire al rosar tu cabello, mientras la luz que penetra en tu aurora me ciega a esta distancia?
¿Cómo saber si hay un corcel que haga llevar tu corazón hacia algún palacio lleno de flores con fresas?
¿Quién pudiera conocer cuántas veces palpitan tus pupilas mientras el mar danza con las gaviotas en el ocaso?
¿Cómo soñarte? ¿Cómo?
Si estoy tan lejos, que el sol brillante de tu rostro no quiere quemarme, y a la vez estoy tan cerca que mis labios secos decoran ansiedad de un beso tuyo, de una caricia tuya en una banca acompañada con tu silueta de charol y el vino de la noche mientras mis pedregosas manos sostienen en una cascada de hileras, la embriagues de tus cabellos; perfumados con dulce de luna, emanando la paciencia de largas horas peinándolo; entretanto mi envidia traviesa se asoma cual pícaro arlequín por no saber si hay alguien que tiene el privilegio de desnudar tus manos, como la lluvia disolviendo el polvo caído en tus mejillas, dejándolas tan limpias que mis celos por ser lluvia o ser mar se agitan, como el paladar absorbiendo el sabor de tus rincones, para degustar el éxtasis de la cordura mientras el cielo dibuja, en una nube, tu corazón con el mío, y poder inspirar a mis dedos que rocen tu piel. ¿Cuantas veces le he pedido a mí espíritu que no visite más tu almohada para resguardarte los sueños? mientras tú, tan ingenua de mi osada travesía, duermes entre el tumulto de gente que prefiere sucumbir ante las voces plásticas de los poetas distraídos y yo queriendo tenerte cerca, tanto que mi desdicha por saber que estás allá y yo aquí, no ha muerto.