El poeta que era payaso
Nadie sabe como, pero te cuento
Que el payaso de repente dejó de dar chuscadas
Ensimismado en su ventisca
De versos y besos rotos.
El Payaso Solum
Un hombre misterioso, de risas explícitas, entrañable como buen humorista
Cariñoso y excelso para todos nosotros
Se volvió un escritor sedentario
Pero nómada
En cuanto indagaciones por sus travesías utópicas
Una vez que maquillaba sus humildes hojas de cuaderno
Zarrapastreadas por un tiempo ingrato.
Nos alegraba los días en la dehesa
En aquellos pastizales icónicos que abrazaban las estatuillas
De hombres bélicos que para desdicha de ellos
Muy pocas personas vislumbraban quienes eran.
Mi buen amigo Solum, llegaba con su maleta llena de pasmosos objetos
Que sorprendían a todos los niños
Dejándoles en claro que él era el payaso
Más portentoso, existente en todo el Sur de Chile.
Supieran que Solum se sentaba solo en las copas de los árboles
Y le recitaba poemas suyos a las estrellas, asimismo
Hablaba con las aves y las ramas
Y les contaba sus chistes nocturnos
Y una que otra cosa con cierto matiz sublime.
Solum una vez
Antes de haber entonado con los niños de la plazuela subrepticia
Empezó a traer un hedor beodo y unos ojos melancólicos
Que les faltaba ser cubiertos por el juego de pinceles
Que adornaba su tosco y transparente rostro.
Yo no sabía que le acontecía
Pero le pregunté que le ocurría
Sin embargo
Se encolerizó lanzando destellos distraídos
Y una mueca que me dejó perplejo
Y sin respuesta.
Solum le vociferó algo a uno de los churumbeles
En específico, a ese que quería mucho
Y le regaló su poemario
Sacado del oloroso blazer que atraía a los rapaces
Curiosos por aquella fragancia desconocida para sus fosas nasales.
Les cuento después, que la lluvia azotaba con fuerza el híbrido suelo
Borrando la existencia de varias huellas
De botas montañistas que iban a retozar
En los pasajes monótonos de esta plazuela consentida.
Quería pedirle disculpas por haber sido desagradable con él
Así que
Llegué hasta una calle dilatada que daba con unos trenes desolados
Con un parque de juegos desmoronados por la vejez
Y un sin fin de recovecos poco nítidos
Que me dirigían a un millón de casas
Todas sospechosas de esperar algún suceso inexplicable
¡Si, Allí!
Yo vi a Solum por última vez
Pero le vi el rostro de verdad
Con esa tez blanca pálida que el poseía
Por tanto decolorársela con el maquillaje módico que adquiría.
Solum estaba con una mujer rubia y muy joven que estaba desnuda
Pero no vi nada maligno, Solum le estaba recitando poemas y
Lo sé por la forma en que articulaba los labios.
Pero algo no andaba bien
La mujer se vistió indignada y brindándole una bofetada
El payaso de manera inaudita
Rió con todas sus ganas mientras se colocaba unos guantes empolvados.
No sé como ni cuando pero
Llegaron los uniformados para allanar el domicilio
Y sacaron a empellones al payaso
Que aunque se notaba que lloraba
Me observó por última vez diciendo algo como
‘’No estoy loco, y ustedes tampoco están cuerdos.
Pero al vivir abolidos de manera injusta de muchas cosas
Solo queda el camino feo y más fácil’’
Desde ese día
Todos extrañamos al payaso Solum
Hace falta su cotidiana rutina de chistes y versos locos
En el aire de la plaza crédula.
Colgamos de manera simbólica
Uno de los guantes grandes que usaba el indescifrable caricato
Y el chiquillo al cual le había regalado el poemario
Emitió un poema titulado Fulana y que decía algo muy breve:
‘’A esta fulana emperifollada, a la cual estoy rotundamente enamorado
Le dedico en vez de chistes, versos para todo su cuerpo’’
- Franzliche. Chile, 2016.
02/10/2016
Comentarios & Opiniones
Saludos: Tienen sus letras amplitud, suavidad, pasión en justa armonía expresiva con claridad agradable, con el aderezo de la fluidez comunicativa y una nítida congruencia sintáctica. Un gusto es leerlo. Reciba mi amistad respetuosa.
Agradecido por su comentario Joelfortunato. Gracias por las cualidades que logra destacar en el escrito. Mis respetos aún y Saludos!
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