Con mis ojos de niño enamorado.

CON MIS OJOS DE NIÑO ENAMORADO.

Como el agua que se lleva el río y
las hojas que arrastra el viento, se nos
va pasando la vida sin que nos demos
cuenta, dejándonos en el cuerpo los
estigmas de su huella, en la mente, los
recuerdos -y en el alma-, la añoranza,
la nostalgia y la tristeza.

¡Cuántas vivencias de mi vida acuden
sin parar a mi cabeza..!
¡Cuántos sentimientos palpitan en mi
viejo corazón, recordando aquellos
tiempos llenos de candor y de inocencia..!
¡Cuánta añoranza al pensar en aquellos
días tan claros y serenos…!

Como en aquella tarde donde todo
estaba en calma, y el sol se adormecía
entre las hojas del tomillo y las
flores del granado, mientras miraba
el horizonte y rozaba la hierba
con la palma de mis manos…

Todo tenía un color distinto, todo
lo veía diferente con mis ojos de
niño enamorado: los chopos blancos,
las mieses, los zarzales, los olivos,
los verdes encinares, los terrones,
las piedras del camino…

¡Hasta las uvas parecían de
terciopelo, encastadas como perlas
de cristal en los racimos..!

El cielo era un lienzo teñido de
carmín y de azulete, donde la luz se
entretenía dibujando espirales
de alumbre y fuego que extasiaban mi alma
y todos mis sentidos...

Los vistosos colorines cantaban
sin parar en las ramas de la higuera,
mientras que los chorros de la alberca les
acompañaban con arpegios de arpa y
de guitarra y notas sostenidas de
oboes y de violines.

Mi mirada se perdía entre las frondas.
Mi alma se elevaba hasta los cielos.
Entre las flores del granado, el sol
dibuja brillos y destellos…
¡Las mariposas blancas volaban por
el campo…, como mi amor de niño, en
alas de mis sueños..!
____

Como el agua que se lleva el río, se
nos va la vida, se nos van los años,
dejándonos el cuerpo ajado y un
montón de añoranzas y recuerdos…
y la luz de un sendero muy ancho y
claro, para llegar con la esperanza,
hasta el umbral del cielo.

Autor: Francisco López Delgado.
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