Un pedazo al mar

Y cuando quise devolverlo a sus brazos,
como cuando lanzas un pedazo de madera de regreso al mar,
supe que estaría mejor,
allá, donde lo pudieran amar.

Entonces partí trozos de madera de un viejo tronco de la costa,
cada trozo me sacó una sonrisa,
pero también arañaban mis palmas
y de paso rompían mi calma.

Una noche caminaba descalza,
la luna brillante todo lo iluminaba,
y ahí estaba,
la madera rechazada.

Recogí ese trozo malgastado,
igual que toda madera,
al tocarlo hacía daño.
Sí, yo quería madera pulida.

Yo quería el mueble completo,
pero sólo quedaba yo, la luna,
y la costa, por el huracán arrasada.
¿ese trozo me bastaba?

Caminé directo al mar y sonreí entre las olas,
el mar reía conmigo,
ya no estaba sola.

"Gracias mar, que yo también lo necesitaba,
quizás incluso más,
quizás incluso,
sí, sí."