Te recordaré en invierno

Suelo sentir mucho las cosas.
Camino por la calle y siento ese olor a madera, lo que me recuerda a esa gira en el sur del país, cuando había más frío en mi corazón que en el exterior.
Al pasar por el almacén de la esquina, el olor a mercadería, a tabaco, me recuerda a esos viernes en los que con mis amigas fingíamos ser mayores de edad para comprar vodka.
Luego siento olor a carne asada y me acuerdo de las fiestas de Año Nuevo, con ese aire de libertad, acompañado de malas decisiones justificadas.
Me pregunto qué me recordará a ti en el futuro.
Si será el invierno, el calor de la chimenea o el olor de mi pantalón quemándose en la estufa.
Porque siempre recordaré ese día, aquel en que dejé de pensar en que merecías algo mejor que yo. La noche en que tu suave caricia en mi mano me hizo pensar que quizá yo te gustaba. Me asustaba la idea, pues no me sentía buena compañía para nadie, pero cuando me besaste algo cambió.
De repente quería borrar todos los errores, bloquear todo lo que llevaba en la espalda.
Me habría gustado que me conocieras en otros tiempos, cuando tenía más chispa, menos dudas.
Cuando estaba entera, no por partes.
Pero de igual forma me amaste, qué mejor forma de recordarte.