Mi hijo
poema de Flanco.
A las flores las cultivamos
como seres tiernos y bellos
y mas aun si son capullos
arrullados con nuestro celo.
Como las flores de mi jardín
arrullé mi propio capullo
hoy convertido en fragancia,
envidia de abejas y abejorros.
Hoy mi niño capullo
atesora en sus propios brazos
la dulzura hermosa y tierna
de quién mañana verá su ocaso.
Hoy lo veo inmenso
y quiero alargar mis manos
para estrecharlo en mi propio pecho
como ayer al acariciarlo.
De la flor hasta ayer hermosa
sus pétalos han caído
y en el fondo de su corola
un nuevo fruto ha nacido.