Cerebro saltarín

Incluso, recluso, me abuso de mí, reboto de nuevo; cerebro saltarín. De ideas, de piezas, malezas de rompe cabezas, iguales, ambiguas, fastidian por la senda colorida, y al cabo, mi almohada mojada, anaranjada inanimada a mi pesar, de la cabeza que pesa de ideas que sobran, rebasan, derrocha en mí estrofa, ¡hay! , que no queda otra, que darle un puñado a la antorcha de otra, que es mustia, que asusta, que fue abandonada. De luces, fragancias, por arte de gracias.

Disuelvo y me envuelvo, sí, vuelvo al jardín, de tarde recuesto mi nariz, larga, hermosa, curiosa por la nueva flor, intrépida, efímera, perfume fus, fas; ya se agotó. Me levanto del césped mientras se acuesta el ocaso, movimiento contrario, alado, sentado, ay ay ay… rubor, de diente de león.

Fernando Grécò 22/02/2016