Sobra Soledad

Sobra Soledad,
sobran gélidos aullidos que proclaman corazón,
sobra tempestad,
sobran pálidos racimos en la tumba del amor.
Heme aquí retorciendo realidades,
que pariendo mentiras,
donde brillaban ciudades,
las devora y ahora hay ruinas.
Con la herida de tus ojos se infectó mi diapasón,
ahora reina disonancia y la confundo con canción.
Canción que hace bailar a mi confusa agonía,
de tenerte ya tan lejos y pensar que fuiste mía.
Sobra soledad cuando aceptas lo liviano ,
que ha sido aquel momento que no quiere ser en vano.
Quiero tener lejos el deseo de estar cuidando,
de que mis miedos y celos no me terminen ajando.
Quiero estar contigo hasta cuando en hielo vuelvas,
el aire que respiro, que hasta congele mis venas.
Quiero estar contigo cuando tu fuego incinere,
lo que queda en mi de pétreo, lo que ansíe y desespere.
Pero hoy indiferente volteas hacia otro lado,
exangüe es el ambiente donde me has amortajado.
Mis pupilas languidecen,
mis arterias se oscurecen.
Las almohadas clavan fugas hacia un yermo porvenir.
Pletórico de nada mi recuerdo ha de asumir,
que nunca le atañó ni el más triste de tus sueños,
que nunca alcanzó ni ha conocer tus celos.
Sobra soledad incluso contigo a mi lado,
sobra soledad desde que te he encontrado.
Bailan embriones,
que engendraron obsesiones,
baila esa torva de inconclusas decisiones.
Se han cortado las gargantas de unos cristales dormidos,
había en ellos tantas ansias de brillar en tus oídos.
Sobra soledad en nuestro cruento teatro,
sobra ambigüedad en nuestro desvaído retrato.
Así que lameré el óleo hasta despintarse,
pues tu figura en inasible y ha tendido a enervarse.
Antes de aterir impeleré al corazón
a mirarte desde lejos e ir perdiendo la razón.
¿Pero qué más da?
Tú igual eres soledad,
contigo es ilusorio cada paso al caminar.
¿Pero qué más da?
Si aun sobra soledad,
prefiero estar conmigo,
solo,
empero en la realidad.