Musa en blanco

Ya no te queda nada que darme,
mis palabras robaron tu belleza,
te arranco hasta el perfume de la piel,
solo fuiste un molde para mi lujuria.

sin llegar a tocarte
te despoje de tus vicios y virtudes,
hasta tu sombra ya no te pertenece,
me lleve todo como el fuego cuando tiene hambre.

ya no te queda ni el nombre,
fueron los efectos colaterales
de tratar de devorar el amor de mil hombres,
este poeta su pecho contigo ya no lo comparte.

trataste de acabar conmigo
y el tiro quedo trabado en tus latidos,
un suspiro cruel del destino
que yo sea inmune a tus venenos.

de esa boca ya no salen cantos,
ni desvistiéndote frente a mis instintos
logras estimular a este escultor de momentos,
eres el marfil mas bruto, vacío y puro.