LAS OCHO

poema de Reencuentro

Se nos muere
entre las siete y las nueve.
La vida es una farsa
si la muerte no se detiene.
La vida… ¡tan ruda que es
pero es más frágil que un juguete!
La vida…
tan ruda que es
a veces,
llora su propia fragilidad
de nieve.
¿Quién, quién le saca su ímpetu?
¿Quién la sostiene?
¿Quién le da su eternidad ficticia?
¿Quién o quiénes?
Se nos muere
entre las siete y las nueve;
ya nos dijeron
que ese es el límite que tiene.
¡Qué horizonte tan cercano!
¡Qué camino tan breve
le queda!
Su corazón es un cántaro
a punto de romperse
sin que nadie pueda impedirlo.
Inevitablemente.
¿Habrá algo peor
que la certeza
de la muerte?
¿Sabrán los árboles
siempre verdes
que es un mito
eso de siempre?
Se nos muere
entre las siete y las nueve,
decíamos ayer
pero hoy que ya es viernes,
ya está muerta
desde los talones hasta las sienes.
y fría
como una serpiente.
Ay, me dejé engañar
pues nada es perenne
y hoy simplemente lloro
con mis lágrimas inocentes…