Árbol ficticio

Arquitectónico, atípico y simbólico. Su blanco tronco concreta la extensión de sus raíces. Sus largas y torcidas ramas son siempre el resultado de un ejercicio de sus posibilidades figurativas. No es una extensión terrestre, es el primer vínculo entre las nubes y el cielo. Anciano, más viejo que nosotros, sabe los secretos que sólo su supuesta inmovilidad le permite: tiene tres visiones que su corteza le otorga. Las oscuras con sus escasos cambios de clima y animales ciegos que le traen noticias de lo cercano ignorado; el sólido tronco en que verifica sus propias fuerzas, concentrado; y las bailarinas ramas que voluntariosas confunden sus movimientos con los del viento, las cantarinas hojas con que silvan un lenguaje mutuo. Receptor y emisor que de esa manera muestra la secreta forma de su existencia.