Ribera partida (poema surrealista)

Ribera partida de un árbol ortodoxo
siete semillas en espejos curvos,
hormiga que busca su guarida de plata,
trabajando
lentejeando
hormigueando…
Una ballena vuela en las calles de humo,
de corazones, con huecos,
hechas de polvo y nada.
¿Cuál será el menú para mañana?
Somos títeres de nuestros títeres,
pero pronto dejaremos esta piel
y seremos títeres del cielo.
Tengo que ir al mercado,
y esa vecina otra vez fisgoneando tras la ventana.
El violín de plátano
ya no suena bien
se ha disuelto su mermelada de fresa.
El pez de oro
se come las ilusiones de las gentes
y ellas en silencio
van al cadalso, sin saberlo.
¿Del árbol calvo
pueden salir perlas finas?
Parafinas
entrefinas,
archi finas
La señora remolacha
necesita cambiar
de uñas y vestidos
están muy largos
y desgastados.
Chaplin estaría orgulloso
de mis nuevos estilos de hacer cine,
de mi boca en forma de zanahoria
y mis aretes en forma de llave.
Necesito sacar un sol
del árbol de la vida,
una tetera
de la camisa del doctor que me atiende.
¡Este mundial ha estado de infarto!
Ya madre, ya te oí
cocinaré alboradas, regaré palacios para ti.
Una mancha roja es la reina en el mundo de los puntos,
una corneta con alas en el mundo de las mariposas.
¿Crees en las lunas cuadradas?
Yo la vi en el iris del erizo verde.
El agujero negro se ha hecho mi amigo,
me ha invitado a su boca y no me ha devorado.
Ribera partida
por un mundo insensible,
su río se seca sin agua,
sus estrellas rojas,
sus ojos ilusionados,
se han desplomado
y se hicieron piedra;
entre sus dedos
el absurdo se hace un tren lógico.
¿Y la verdad?
Cada uno elabora su propia verdad
cayendo al pozo del caos.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados