Yasira

Yasira
I
Fue su cuerpo el divertimento de sus verdugos,
fue el momento de su vida más cruel y oscuro,
fue prisionera fácil del dolor brutal e inmundo,
fue llevada a la oscuridad de su silencio mudo.
II
Así era ella: alegre y fresca como la primavera,
entregada en amistad para el que la conociera,
su espíritu enérgico y bondad eran su belleza,
conocida por todos por su ayuda y franqueza.
III
Adoraba del tiempo los humanos momentos:
de los amigos, sus chirigotas y finos cuentos;
de su familia, los mejores y llenos recuerdos;
de la sociedad, el futuro que logra ser bueno.
IV
Fue su nobleza el caudal de su rica expresión,
la humildad que siempre atiborró su corazón,
la azucarada simpatía con que a todos irradió,
la hermosa risa que de sus ojos el llanto secó.
V
De sus estudios, aspiraciones y lo que vendría,
ya que, cada cosa en su vida siempre sucedía;
buscaba aquellos sueños y deseos que tenía,
llevando consigo todo esfuerzo y toda valentía.
VI
Floreciendo la mañana el sol ardiente aparecía,
de esos días en que por doquier habría alegría;
pero, una nube oscura opacó la luz que yacía
y el presagio fatídico sobre su cabeza se ponía.
VII
Fue el día de su vida que no deseó haber vivido,
jamás llegó a concebir el hiriente dolor sufrido,
no esperaba cosa semejante de su triste destino,
caminaron sus pasos la degradación del camino.
VIII
Salió de su casa en rebusca de la esquiva vida,
pero, a ella no volvería jamás con una sonrisa;
tres infames le arrebataron su noble conquista,
hiriendo su cuerpo cumpliendo su sino fatalista.

IX
Fue su atractivo cuerpo profanado y maltratado,
satisfizo las viles necesidades de tres inhumanos,
se convirtió en rehén de su miedo desmesurado,
se sintió maldita y el llanto su abatido descanso.
X
El atroz sufrimiento penetró hasta su divina alma,
de lo que suponía que vendría no quedaba nada.
Huyó del cuerpo en que vivió ese ignorado karma;
devastaron su cuerpo, pero, jamás su semblanza.