La relación enfermiza y posesiva entre la oscuridad y la salvación.

poema de Atlayxes

Estoy muriendo lentamente.
Estoy desfalleciendo y siento como mi cuerpo cae al igual que mis ánimos.
Estoy cayendo a una cueva de un largo infinito, de una caída libre sin paracaídas ni un tope.
Jamás llegaré al fondo. Volteo a mi al rededor desesperada por encontrar algo a lo que aferrarme, pero por más que busco menos encuentro. Trato de ajustar mis ojos a la oscuridad pero mientras más enfoco menos veo. Más borroso se vuelve todo.
Y sigo cayendo en este túnel oscuro con paredes de tierra y brotes. No veo ninguna rama ni ningún alambre al cual pudiera sujetarme.
Sigo cayendo..., Llevo diecinueve años en este interminable hueco. En algún momento de mi vida encontré gente que preocupada por mí y mi continua y permanente caída, se asomaron por el hoyo del árbol y trataron de tenderme la mano, sin éxito alguno.
Trataron e intentaron con todas sus fuerzas alcanzar mi mano en la oscuridad pero yo ya estaba muy lejos de ellos cuando ellos apenas reaccionaban para quererme salvar.
Unos que otros, todos personas valientes con ánimos implacables y espíritus indomables, se aventuraron a la innegable necesidad de aventarse a la caída conmigo. En el camino me encontraron, me dieron la mano y aceptaron su destino final, sabiendo que morirían en ésta caída libre infinita conmigo. Y al pasar del tiempo ya no se pudieron resistir más a la falta del aire en sus pulmones. La negrura de la soledad absorbía todo oxigeno que quisiera pasar. Y que puedo decir, no puedo culpar a nadie, con mucho dolor en nuestros cuerpos, pero más en el mío, con lágrimas soltaron mi mano y se aferraron a una rama que mágicamente aparecía desde el exterior. Yo trataba de agarrar esa rama muchas veces pero mi dependencia a la soledad ya estaba muy marcada y por más que luchara y quisiera tomarla, yo ya no podía. Solo la alejaba. Y así se fue mucha gente de mi vida.
Y hubo una vez que alguien que estaba pasando despreocupado por aquel hoyo escuchó mis gritos y se acercó al borde para hablar conmigo. Después de escuchar dos frases mías impregnadas según él de amor y de necesidad, y según yo llenas de toxicidad y malos indicios de cosas venideras, me ofreció su ayuda, y yo, tan egoísta y llena de excentricidad y ya sin ánimos de nada sabiendo que ya no podía perder más le dije que sí y le pedí que se aventara conmigo. Al cabo de unos segundos llegó y se aferró fuertemente a mí con sus brazos grandes. ¿Qué era eso? ¿Por qué me abrazaba? Nunca nadie lo había hecho... Y se quedó ahí conmigo durante un mes. Sin soltarme, sin dejarme llorar, y aunque muchas fuertes y grandes ramas le clamaban que las tomara él no les hacía caso y las dejaba pasar. Y llegó el día esperado por mí, llegó ese día que una rama llena de exuberante poder lo tomó a él para sacarlo a la superficie y yo acostumbrada a la decepción y al abandono acepté mi derrota final y lo dejé ir sin reclamar, él en cambio me aferró más fuerte a su cadera y me miró con ojos de desaprobación. Y mientras íbamos subiendo yo escuchaba los gritos de toda aquella persona que me intentó ayudar y ahora estaba en una caída sin fin, todo por mi culpa. Voltee a las paredes que antes eran de barro y ahora eran grandes paredes repletas de troncos y ramas incrustadas con clavos, yo lo volteé a ver y vi el miedo en sus ojos. Mientras más se acercaba la salida de aquel túnel más luz solar entraba en nuestras pupilas y nos hacía quedarnos ciegos. Como dolía... ¿Así es como era la realidad? Creo que prefiero vivir en una constante depresión y auto compasión a mi miseria interna. Él me volteó a ver y me intentó besar al ver que estábamos a punto de salir, estábamos a unos centímetros de tocar tierra y yo solamente sonreí. Lo vi a los ojos y le dije que no le quería, que yo era mucho para él y que yo no quería ser salvada. Que agradecía su intento pero prefería seguir viviendo así. Yo lo vi llorar y suplicar y en mi boca lo único que pude forzar a sacar fue una sonrisa falsa con dientes color tierra con agua, como si fuese un gusano que hubiera puesto en mis labios y en vez de ojos y miradas sinceras hubiera cosido botones a mis cuencas.
Y me dejé caer. Llegué a lo más hondo del pozo de nuevo y volví a clamar ayuda. Volví a gritar y agitar mis brazos desesperadamente en busca de otra persona que quisiera ser arruinada por mí. Después de un tiempo, un largo tiempo, después de haber conocido a mucha gente y luego de haber dejado morir a muchas personas en lo desconocido y lo temido de la oscuridad, quise salir por mi propia cuenta, y esta parte a nadie jamás se la he contado. Quise salir y decidí que ya era momento, mi corazón ya no era rojo ni tenía vida propia, ni siquiera tenía un pulso que marcara el paso de mi día diario, ya era una caja negra vacía. Volteé a mi alrededor con la plena seguridad de saber que habían ramas y troncos a los que agarrarme pero en su lugar estaba el barro que siempre había visto con anterioridad. Y ahí sí empecé a pedir ayuda. Ahí empecé a gritar y pedir por mí persona pero a ese momento de la vida ya nadie me quería salvar. Ya nadie se quería arriesgar a la decepción y a mi egoísmo, ya nadie quería que yo le mintiera y lo defraudara. Ya todo mundo pasaba a lado de mi agujero y ni siquiera se inmutaban con mis gritos de auxilio provenientes del hueco del infierno. Y ahí maldecí, odié y grité en contra de Dios, le grité y le reclamé el por qué de nunca haber enviado ayuda a mi hoyo.
Y recordé... Pensé y pensé. Y medité. Y recordé que el pasto, los troncos y las ramas de mi oscuridad las había plantado con esmero,dedicación y amor un chico al que yo no había amado y no había dejado que me salvara. Y que triste.. Sí, que triste, que hasta un año después de su intento de salvación yo haya caído en la cuenta de su enorme regalo. Y cuando se fue, pues se llevó consigo todo eso. Ya que en mi oscuridad no había agua si no puro alcohol y tabaco, tuvo que usar el amor propio y las ganas de salvar algo de mí entre toda la mierda a modo de abono y agua en las raíces de las flores. Que tristeza que yo jamás haya sido capaz de darme cuenta de todo lo que ese chico hizo por mí.
Pero bueno, aquí sigo en este túnel sin final. De repente llegan amigos, viejos y nuevos, a querer salvarme, pero ya no pueden hacer mucho. Ya no se puede salvar casi nada de mí.
Hoy en la mañana escuché como aventaron piedrecitas pequeñas y tenue y lejanamente oí el resonar de éstas en el fondo. Sí, ya por fin empiezo a escuchar un final. Pero a la velocidad que llevo una caída de este calibre me dejaría hecha licuado de fresa en el suelo,junto al barro.
Pero bueno, lo importante es que creo que por fin todo esto llegará a su fin. Tantos años de caída en picada y oscuridad totalmente negra como mis intenciones al fin van a llegar a su último lapsus. Y está bien, algún día tenía que pasar, no trates de salvarme ya, ni siquiera te asomes por el borde del hueco, te podrías caer y te podrías, al igual que yo, hacer fiel partícipe y amante de lo bella, exótica y adictiva que la oscuridad y la soledad pueden llegar a ser.

Psd. Escribí esto ya hace un par de años. Se los comparto con la sincera finalidad de que alguno que otro de ustedes se sienta identificado con mis palabras. Es exactamente como la ansiedad, el estrés y el egoísmo que viven en mí me hacen sentir.

Comentarios & Opiniones

María Cruz Pérez Moreno -acnamalas-

Grata lectura. Buen talento. Saludos.

Critica: 
Silvia

En algún momento aunque no te lo comenten todos bajamos al pozo,y poetisa solo sé que cuando estuve abajo,tuve que trepar sola,a veces aunque tus amigos o parientes tiren la soga depende de ti misma.besos.muy buenas letras.

Critica: 
JUAN CARLOS CADENA

Debes saber que nada en este mundo es fácil y que ni siquiera las cosas de Dios lo son, Él tampoco lo hace fácil. La lucha es continua para todos si no, mira en la naturaleza, todo tiene su ciclo, todos se comen unos a otros

Critica: 
JUAN CARLOS CADENA

lo importante es luchar. La felicidad no existe, pero hay que disfrutar las pequeñas alegrías que te dan las metas alcanzadas y sobre todo pensar que siempre hay alguien que quiere ser como tú, aún cuando creas que no vales nada.

Critica: 
JUAN CARLOS CADENA

todos somos importantes. Depende de nosotros lanzarnos en caída libre en un hueco oscuro o trepar por el árbol de los frijoles mágicos. Nada es fácil. Sólo está en ti decir ¡YA BASTA! y liberar tu vida de fantasmas. ¡Adelante amiga! tienes un arma

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JUAN CARLOS CADENA

muy poderosa con tu pluma, escribe, gratifícate en ello. Me ha gustado mucho lo que leí, mi mente viajó contigo en esa caída. Espero que ahora todo esté mejor en tu vida. Un gran abrazo.

Critica: 
JUAN CARLOS CADENA

PD. "Y ahí maldecí, odié y grité en contra de Dios" Debería decir maldije. Disculpa si me atrevo a corregirlo pero pienso que tan bello escrito no debería tener ese error involuntario. Saludos.

Critica: 
Atlayxes

Muchas gracias por su corrección, aprecio muchísimo todo aquello que sea a bien mío. Muchas gracias por todas tus palabras, Juan Carlos, estoy a tus órdenes por este medio, un abrazo enorme desde México.

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