Culpa de tu inestabilidad

poema de Atlayxes

Si tú que eres frío,
Tal hielo, tan cándido también,
Calientas como llama,
Forma parte de ti el calor también.
Y tú un iceberg de incendio provocado,
No te das cuenta del poder que en ti recae.
Y en aquella esquina tú ves al mal acechando,
Una selva de concreto con armas de gran poder,
Gran calibre,
Podrían destruir tu inmortalidad ya en esta época.
Si todo tan libre y carente de afecto,
Ya no le importa lo más mínimo tu poderío,
Menos destruir el simple hielo.
Tus manos que cuentan historias eternas,
Tus callos sembrados plantados por el deseo del beso que nunca se dio.
Frío, mi amor, frío.
Me quemas...
Quisiera tocarte ya, eso juro que sí es verdad.
Eres el calor que se forma en las manos al rozarse,
Eres electricidad por la corriente que se cruza en mi cuello al leer tus mensajes a medianoche,
Eres mis vellos erizados por las rafágas de ti,
Eres el dolor que me provoca pasarme una aguja por mi piel,
El tatuaje que más me ha dolido ha sido el que me provocaste aquel día que me dijiste que no estás segura de lo que querías,
Que no era que yo, que no me querías lastimar,
Aunque digas que no, siempre he sido yo.
Siempre siempre he sido yo.