REFLEXIÓN.
Junta a la cálida companía de mi perro, mirando sus ojos que brillan tras el fantasmal desecho de un cigarro, pienso.
Que hubo antes y que hay ahora, quienes se han ido y quienes, con testaruda determinación, han elegido quedarse.
No ha pasado tanto y aun así he vivido mucho, mi pasado me persigue y alguna que otra noche me encuentra, solo, aburrido, cansado.
Fueron buenos aquellos días donde las mañanas eran largas y las noches suspiros y los amigos eran todos y el sueño no pedia permiso. Un recuerdo viene a mi y me saca una sonrisa y de pronto otro que me aborda hace que mi corazón lata de prisa.
Recuerdo aquel muchacho que miraba a las estrellas y sentia que la magia vivía en todas ellas, ese que se preguntaba sobre que se posaba la luna y adonde se iba el sol cuando caía en la distancia.
Envejecer pasa de prisa... un día eres un ñiño y al otro das tu primer beso, ese que no se va nunca. Despues llega el amor y uno se olvida de la luna, del sol, de las estrellas y solo tiene ojos para aquel que lo embelesa.
Luego el o ella se vá y en busca de consuelo se vuelve a mirar el cielo pero... ya no brilla como antes.
Tal vez eso sea vivír, un tira y afloja, tensión y reposo, caerse y levantarse sacudirse las plumas y empezar de nuevo.
No se... quizas me prenda otro cigarro.
Comentarios & Opiniones
Justamente eso que planteas creo yo que es vivir: tensión reposo caer, levantarse... Pero aunque todo se repite, las ilusiones ya no se viven igual con el paso del tiempo. un abrazo.
Las primeras veces siempre son las mejores Angel. Un abrazo.