El viejo de los poemas

El viejo de los poemas

Las 5:30 de la tarde, hora agotadora, en este trabajo
no se gana bien siendo mesero pero no podemos pedir más viniendo de abajo

A este viejo café vienen diferentes personas, trabajadores, ancianas que vienen a contarse sus chismes delatadores y parejas enamoradas, aquí casi nunca cambia nada

Todo el día con corbata, unos ojos cansados casi cerrados que me delatan, miseras propinas ingratas, que puedo esperar trabajando entre latas

Poca acción de interés, pero ese hombre de lentes, es diferente, viene frecuentemente lo consideramos un cliente, mismo café, misma hora mismo asiento, es todo un misterio lo acepto

Café amargo, libros con pasta amarillenta, hojas repletas seguramente algo escribe, ¡saber que se inventa!

En medio de mi aburrido que hacer, ese misterioso viejo le da un toque a los días, tiene una mirada fría, saluda sin cruzar mirada, cancela su cuenta se va sin decir nada

Parece casi perfecto, pero hoy cometió un error, dejo una de sus hojas junto a una pluma en el sillón y en efecto es un escritor aquel viejo

intrigado por el misterio tome mi descaso, unos 20 minutos escasos, me introduje en su escritura, vaya titulo "escribir es mi cura"

sus versos exquisitos a pesar que no soy lector habitual lo admito, cada verso era como un grito, aquella figura misteriosa guardaba un solemne escritor un soñador, un vividor

desde ese momento, vi diferente al viejo aquel que llegaba cada tarde con su caminado lento, encontrar poemas en su lugar se volvió habitual, creo que era intencional

comencé a guardarlos, aun sin decirle nada para no molestarlo, yo sobre la barra limpiando, observandolo y el creando, viajando en un pedazo de papel, tan diferente tan el

Casi siempre sobre salta el ruido molesto de la mayoría de los comensales, pero sin duda me intrigaba ese silencio sublime no deben haber dos iguales

Ya no puedo más, lo voy a perseguir, debo saber quien es lo voy a descubrir, salí tras de el luego que terminó su café, tomo sus libros, sus lentes, eran como las tres

calles y calles caminando, simplemente el viejo estaba vagando, me percate que no tenía rumbo me estaba perdiendo

Freno frente a un semáforo en rojo, tomo su gorra y pidió dinero, no lo creo es un limosnero, el escritor que yo venero

Regrese a casa empuñe los poemas que había dejado en el café, me senté y medité, el día siguiente me pare frente a el y esta vez le di junto a su café un pastel es cortesía le dije mientras con la mirada me agradecía

horas y horas sentado con la misma tasa, escribiendo sin para que podemos esperar si no tiene ni casa,dieron las 6 la jefa inquieta me dijo, dile a ese vago que se vaya, con riesgo a que se enojara respondí no es vago es poeta, ella me dijo ¡apúrate no me enojes no te pases de la raya!

tomo sus cosas el viejo, se peino la barba frente al espejo, vi que dejó otro poema más en medio de las servilletas, decía "un regalo para mi más fiel y único lector" de plano ese soy yo

Desde aquel día, aquel viejo extraño que con desdicha todos veían, para mí ya no era un don nadie, era un escritor con mirada fría pero versos que arden que viven, que te hacen sentir, quien lo iba a decir, que aquel vagabundo, grandes obras solía escribir.

Comentarios & Opiniones

La musa del árbol

Me han fascinado la belleza de versos, que su talentosa pluma ha derramado, lo cual yo le digo, que ese mendigo, el de su bello poema todas mis estrellas ha merecido.☆☆☆☆☆☆ Saludos cordiales.

Critica: 
Ricardo A. Samayoa

Excelentes versos compatriota, me trasladaste a las avenidas de nuestro centro histórico, a la fascinación de esta ciudad.

Critica: 
poesía como terapia

Garacias :)

Critica: