Estatua de madera
poema de David del prado
El árbol centenario me miraba y se reía
Se reía de mis pensamientos
Que con el sentir del viento
Se agitaban en mi mente imitando
sus ramas desnudas en el otoño
Yo no se si el me observaba o yo lo veía
No se si el era feliz o yo alegré
Tan sólo nos reconocimos iguales
Nos reconocimos iguales , como niños
Ambos jugando el juego de la vida
En un mundo de espejos rotos
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Precioso escrito, me ha llamado mucho la atencion. Un abrazo!