Me rindo ante lo que sea que este sucediendo.

Me despierto a distintas horas de la noche, entre las 10 y las 5 de la mañana. Los gatos se asoman en los tejados clamando por alguna necesidad y yo ya no sé que hacer con mi vida, demasiado joven para envejecer y a la misma vez demasiado vieja para morir. Ya no me hallo, ya no sé que hacer conmigo; no quiero correr ni salir de esta trampa, no sé quien soy ni como encontrar un trabajo justo o si quiero salir a vender. Ya no soy normal, no me siento humana. Con el paso de los segundos me vuelvo más loca, más callada y menos yo.
Dormir es la única actividad que me abriga pero son sueños descabellados y sin un sentido lógico más que el de salir de está locura, pero ya no sé como, no sé como salir de está idea del universo.
Mi intuición ni siquiera tiene ganas de salir de casa, de tener amigos, ni de hacer las cosas que mi cuerpo antes disfrutaba. Quiero ir a buscarlo pero me siento cansada mentalmente para tomar el rumbo.
Ni el tarot, ni la ciencia, ni la astrología pueden hallar porque me siento de esta manera, buscando una hora voy perdiendo los minutos, ya no sé que escribir en el libro y lo único que parece consolarme es la comida.
Me rindo ante lo que sea que este sucediendo.