El mundo de Luz

poema de Dary

Los gatos se pasean de aquí para allá y los perros no dejan de latir, el sol calienta como si mañana no fuese a salir y la luna llena junto al frío avisa que un nuevo ciclo está por cerrarse, por colapsar. El ruido de la gente no para y mi desaliento por la vida se hace más visible como si la luz que llevo dentro se estuviese apagando, como si el amor propio ya no la animara a levantarse de la cama.
Y el dolor en los músculos del recorrido absurdo, las lagrimas desquiciadas se esconden en alguna parte de los ojos esperando el momento exacto par volver a llover sobre mi cuerpo y empiezo a extrañar a familiares y soñar con abrazos en la mitad de mi batalla campal.
Charcos de lodo que se pisan en las escandalosas montañas del más allá, ni las aguas aromáticas calman mi ansiedad por el mañana y los pies no quieren seguir trazando rutas porque desperté en el momento en que no debía, justo en la mañana antes de la guerra al apocalipsis final.
Los días se hacen centenos y la rosa sigue moviéndose con el aire que el tiempo no espera, los pensamientos que crecen como montañas, como fango.
El avión me bajo del asiento en que iba y me lanzó justo en las profundidades del Leviatán donde el agua congela y nunca aprendí a nadar por esos salados lugares por fortuna mi imaginación es el único lugar donde puedo imaginar una muerte segura porque soy cobarde de combatir a la muerte cuando sé que recorre el barrio en que vivo en forma de cuerpos famélicos.
Recordando los sucesos que no han acontecido en mi vida, como una reunión familiar o amigos de verdad. Aspiraba el polvo de las estrellas como diente de león pidiendo fortaleza para superar el olvido, el inquietante tiempo transcurriendo de aquí para allá y los gatos buscando el consuelo de la luna llena.
Cuanto podría durar un atajo desconocido, un laberinto, una espiral, un camino no recorrido y una familia por venir. Recuerdo a la gente del pasado y pagaría renta de mi tiempo por quedarme a vivir en esos recuerdos donde la realidad no era tan detestable o quizás siempre lo fue pero en silencio. Callada.
Abrí un estado en mi conciencia para quedarme a vivir, en donde los perros no se mueren de hambre y las personas no conocen a la soledad, los árboles son brillantes y el sol nunca arde, la lluvia es disfrutada y las cosas prohibidas no son tan malas. Donde el tiempo no interesa y la comida no engorda, todos son felices y nadie necesita aprobación, nadie es estafado.
Todos aceptan ser comediantes y amantes y las rosas parpadean hasta cesar en una lágrima pura, en un aliento desorbitado. Donde las serpientes no me causan escalofríos y las cucarachas no huelen a alcantarilla, los animales hablan mensajes claros.
La muerte solo es aceptada como de todos, sin lágrimas ni conciencias sucias.