Archivo del subconsciente

poema de Dary

Los deseos marchitados de una joven,
la oscuridad acompaña a sus pensamientos en mitad de la noche, pensando en su razón de mantenerse viva un poco más. Observa a la humanidad con ironía y no puede cambiar nada de lo que hay, ni de lo que fue. Renunció a su propio espejo con tal de satisfacer los deseos de la ansiedad que la perseguía mientras caía en una tormentosa lluvía de barro.
Estaba usando sus últimas esperanzas porque ya los vestidos no tenían ocasión para el desconcierto que estaba sucediendo. Fingía serenidad pero por dentro estaba hecha ceniza y cubierta de fuego. Estaba encerrada en una prisión que había venido creando con el paso de los días. La tempestad se oía en la televisión y ella deseaba que estuviera cerca para alivianar el peso de su inusual muerte.
El transito de los vehiculos aturdía su semblante y rasguñaba sus entrañas del conocimiento que ya estaba sumergido en su esencia, tal vez fueron los años en los que su padre marcó el abandono y toda la revolución que causó años más tarde.
Entrado el día, renegaba su existir que carecía de sentido y parecía vivir en una clase de alucinación, pero la pobre llevaba marcado el yugo del deprimido y clavada la ansiedad en el estomago. En la noche sucumbían todos los días que pasaba anhelando la mejoría.