Oda al hombre
poema de Rude
La bestia siempre está de caza.
Sus garras no atraviesan el tejido,
ésta pobre bestia no sabe de aullidos
y sus dientes son tan pobres que no conocen el quejido.
La bestia no se arrodilla ante la luna llena,
sus armas no son reales
y ni si quiera quien gobierna la cuna la frena.
Ésta bestia está triste, no quiere matar,
pero es esclava de su ira
y llora por no poder amar.
No te salvará de ella ningún ingenio,
no descansa ni cuando la vence el sueño, témela,
¿ante quién responde una bestia sin dueño?
Pobre bestia que no besa la alegría,
sus amores
son dolores
del que no respeta la jauría.
Hay quien la reconoce en el reflejo,
no te fíes aunque su poder parezca viejo
y si quieres darle caza huye de los bosques,
ella te aguarda en el espejo.




