Insomnio
En noches visualizo mi camino hacia el cementerio,
siempre que anochezco gimiendo sin lagrimeo,
ante mí se presenta, imperecedero, Morfeo.
Cuestiona mi rebelión ante su pacífico imperio.
-No es mi voluntad, oh, domador del sueño,
no consigo hundirme en tu abrazo
pues me elevan susurros que me alejan de ese regazo,
y el resplandor de las ideas consigue hacerse mi dueño:
Me susurran los cielos negros cómo atacar al sol.
Me susurra el tiempo que no se cansa de correr sino de esperar.
Me susurra la esperanza que le duele mi rechazo.
Me susurra mi silencio enfadado porque sólo él sabe lo que callo.
Me susurra mi pasado herido, tocado, muerto y hundido
por el maestro olvido.
Me susurra mi calma porque se estremeció con el llanto de mi ruido.
Me susurra mi orgullo derrotado junto al lamento de mi prestigio.
Me susurra triste mi anhelo porque le disfrazaron de hastío.
Y por último, me susurra mi vida,
―que luchando ante monstruos sonríe aturdida―
temerosa, pues porta un billete sólo de ida.
Cansada de luchar por un futuro
en el que espera sonriente,
sabiéndose ganadora,
la señora muerte.





Comentarios & Opiniones
Enfática y bella obra, con interesante tema en su dramatismo final, con peculiar estructura rítmica, lenguaje pulcro y una buena conformación expositiva. Le envío mi respeto y amistad.