Don Caballero y el señor Muerte
DON CABALLERO Y EL SEÑOR MUERTE
I
“Prólogo.”
Les presento a mi tocayo el galán don Caballero
no hace falta, por supuesto, anunciar al señor Muerte
echen leña a sus hogueras da comienzo en pie mi mente.
II
“Nudo.”
Se apoyaba tristemente la dichosa enfermedad... bubónica
es, al nombrarla en silencio cual sonoro estremecido
al sonarla más allá de mi sentido, canora, sinfónica
es así que resuena al citarla; no es siquiera para menos.
Placía la peste a sus anchas caprichosa de enfermedad
lo hacía plagada en los hombres cual fue a fijarse en galán don Caballero
pulcro por entonces, bien sería su cuidado, pulido
tan armónico, bendecido tal vez.
Llegado de la torre del diablo, inicuo
cruento si prefieren, su majestad el señor Muerte
presumía de su porte, se notaba al caminar; quienes lo vieron
y sin más pareció de la torre del demonio allá donde se oculta
allá donde pernote, así lo creo, la peste negra.
De tristeza es, y a la medicina competente me remito
es tristeza tan aguda no sanar al galán don Caballero.
III
“Desenlace y encuentro don Caballero y señor Muerte.”
Conoció por fin mi galán don Caballero su existencia
no diré platónica, pero sí interesada en exceso
burbujeaba el señor Muerte en proporción desmedida,
producía un efecto horripilante en su rostro y a su aura
viscoso, hasta tocar las babas el suelo rechinaba enamorado del galán.
Más, más cerca lo ansiaba el señor Muerte, caprichosa la peste
y el galán don Caballero elegante como siempre repetía en estertores
“Si me llaman loco y aún no he amado
¿Qué dirán si enamorado, ame siempre locamente?”
Rebullía su mente febril en delirio, claro está, tocada por la peste
viscosa la sangre escupida en color encarnado
no alteraba a el señor Muerte que aguardaba su sazón
inmóvil, en pie se mostraba sin palpar nada
tan solo ojeaba su libro leído hacia el galán muriente
mas nada entendía en horrendo gorgoteo, repugnante al sonar
pareciese ese sonido, evocase no acabar
venido el sonoro sin duda, del profundo más allá.
Sigue el señor Muerte enamorado del galán
intocable si su corazón palpita en este reino
apenado sé, con el miedo titilante de noble mortal
allí quedará majestuoso, en pie mostrado
esperando su final.
"Cuentista 2024."
Comentarios & Opiniones
Muy buena obra, saludos.