Mientras estemos.

Si alguien se pusiera corazón arriba y admirara la belleza de la lucha seriamos menos los que estamos con la mierda al cuello y más los que sonreiríamos en la noche de todos los motivos, porque al final dan igual las reglas si solo vienen a jodernos y silenciarnos,
si solo nos señalan a la distancia como si fueran capaces de decidir nuestro destino,
como si fueran lo eternos herederos de nuestras ideas y de todo lo que conlleve una felicidad o a un ocaso, y es que por más que tiramos y probamos suerte la cuerda se sigue rompiendo, por más que caminamos con las lágrimas en las manos sufrimos de sed y nostalgia, nos aferramos al egoísmo con una parte de nuestra transparente alma y al orgullo con la otra y cuando caemos ni siquiera somos capaces de levantar la mirada al cielo para buscar subir de nuevo, porque tememos a un nuevo daño, o una vieja ilusión, así que nos plantamos tierra abajo y mientras observamos la televisión criticamos nuestra falta de valor, -´´Todo estará bien´´, susurramos al vacío poco convencidos de nosotros mismos, y ¿realmente lo estará?, quizás las paredes que forman escuadras en las esquinas donde el amor es sinónimo de dinero puedan contestarnos, o el interminable silencio de toda esa gente que prefiere estar atrás en caso de correr para ´´vivir´´ solo un poco más.
Lo se estamos abandonados de oportunidades y balanzas, y ya ni siquiera nos quedan restos de palomas blancas sobre lo que llamamos patria, ni la diminuta fuerza para quitarnos el concreto que alguien más hecho sobre nosotros, no nos queda absoluta mente nada por lo cual llenarnos de sueños fantasiosos que seguramente acabaran en la mediocridad de algún listillo, o tras el inmenso muro de la credulidad.
Porque no nos queda nada,
salvo,
quizás,
nosotros mismos.