La inventora
Con un año de rencor,
veinticuatro meses de esperanzas,
una vida de ilusiones,
ciento veinte kilos de amor,
treinta días de añoranza
y doscientas treinta y tres emociones
creaste un monstruo inquebrantable
que no lo puede vencer nada ni nadie, sólo tú.
Pusiste bases muy aceptables,
un amor inquebrantable,
una vida por delante
y un destino inigualable,
un pequeño experimento para ti…
Entregaste lágrimas de sangre
para que no pasara de amor hambre,
un engendro mal habido
que tú misma fuiste testigo, no supo valorarte.
Tú seguías, él te detuvo, cambiaste tanto;
cuando estabas con él parecías de otro mundo,
aunque te amaba, te adoraba,
no supo tenerte a ti, te dejó y comenzó a sufrir.
Pasaron años muy exactos cuando él de nuevo te buscó,
te comentó que nunca te olvidó,
tú no creías pero aún así ahí seguías,
parecía que otra vez caías.
Él te dijo que en cada mujer que parecía agradarle
buscaba tu sombra inigualable más nunca la encontraba;
pasó fracaso tras fracaso y en ninguna otra te pudo encontrar,
sufrió tanto que hasta olvidó su pasado.
Para volver a buscarte él juro volver a amarte,
cosa que ya está cumpliendo hoy;
tú le diste la oportunidad de volver a tu lado,
sabes que ya te falló una vez y que no te lo volverá a hacer,
sabes que está de ti enamorado y que vivirán felices otra vez.
Eres la gran inventora
de este experimento que sin ti tiene las alas rotas,
que tuvo un gran error y ya lo pagó,
y que con el mismo error un poco de su corazón se destrozó.
Vaya experimento tan maléfico
pues nunca te olvidó, perdónale su error,
ámalo con el mismo amor, no lo dejes nunca,
que sólo él tanto te amó, siempre así será
pues ya pagó su error y nunca te olvidó.