Nada a declarar (desde la frontera)
Le he pedido a mi cordura que hoy se contenga
y a la respuesta esperada que pase la palabra,
a mí idealizada solución recomiendo que desista.
A mí rebeldía incontrolable pedí que se controle,
que se convenza de que su convicción es ajena,
que esa mi marginalidad ya está en el contrato.
A mí agnosticismo yo le aconsejo creer en algo,
no se debe vivir sin adorar algún mito fundador,
en una forjada razón para todas las horas bajas.
A mis sueños les quiero recomendar no desistir
y seguir buscando sus respuestas en lo onírico,
en las entrelíneas de aquella utopía sin nombre,
en el repentino despertar sin la censura matinal,
en la luz cegadora de una mística incontrolada.
A mi deseo yo le deseo que sepa escoger bien,
que no siempre es fácil saber lo que se quiere,
obnubilado por esa más dogmática costumbre, bienestar que no nos deja pensar correctamente.
A mí reflejo en el espejo le pido que no me mienta,
que entienda que mi ingenuidad me confunde,
que me aconseje una verdad sincera, sustentable
en la que pueda creer sabiendo que puedo dudar,
mi cabal reticencia entre la decisión y la conjetura.
JIJCL, 24 de marzo de 2024.