JOSÉ GABRIEL CONDORCANQUI MARQUÉS DE OROPESA
José Gabriel Condorcanqui Márquez de Oropeza
La chusma soldadesca
Cayendo sobre su cuerpo,
Rapiña de espadas y hachas
Reduciéndolo a rotas piezas .
El alza de la alcabala, levanta
La aparente alma indigenista,
La muchedumbre como mulas
De comercio.
Despidiendo la soga al cuello
Del corregidor del abuso,
Descolgadas sus blancas piernas
De Arriaga sobre los arbustos.
Las gargantas gruñen, vociferan.
Los brazos piden guerra,
¡Ocupar la capital de Cuzco, ocuparla!
¡Ocupar la capital de Cusco, ocuparla!
¡Ocupar la capital de Cusco, ocuparla!
Y la indecisión en Tinta decepciona,
Y la traición en Tinta, mancha,
lo que pudo ser posible,
Dejando pasar el tren de la reivindicación,
Hacia la historia.
La traición del ofrecido como hermano,
Perros blancos, Santa Cruz y Landaeta.
cartografiando la ruta a su cadalso.
Prisionero, torturado, atado.
Vestido con Zumarrones,
Escoltado por Mulatos montoneros.
Sufrirá la prole. Que removidos
Sus dientes, las uñas, las testes.
Muerte a quien Tomasa fuese,
Uno a uno se, extinguen
Las antorchas anticolonialistas rebeldes.
Dignidad y rebeldía inamovible,
Como peñasco,
Bañado en la marea.
Cuatro bestias equinas, no lograrán
Amputarlo, trozarlo, siquiera
Quebrarlo
Puka kunka, puka kunka.
Puka kunka, parece gritar
La tierra, salpicada por la sangre
Del Marqués de Oropesa, que
se marchita libre y sangrando.