Capítulo I. Soledades.

Allí, donde mañana y el olvido
se vuelven lo que encierran tus secretos,
es donde me sumerjo y no respiro
y escribo soledades con veneno.

En esas sábanas color orgasmo
que enredo en la amargura de mi cuello,
es donde los suicidios de diario
reviven lo que tú diste por muerto.

Cuando baila el destino con la huida
me sabe a gloria el caldo del puchero
y en mis lagunas de cebada fría
consigo imaginarte en otros cuerpos.

Ya no me quedan puntos cardinales
ni rumbos que me salven del silencio,
hoy, convertido en parte del viaje,
soy la fosa común de tus recuerdos.

Comentarios & Opiniones

María Cruz Pérez Moreno -acnamalas-

Ya no me quedan puntos cardinales
ni rumbos que me salven del silencio,

Excelso el poema que nos compartes, gran placer la lectura. Saludos J. Carlos Campos.

Critica: 
Elvi

Bellos versos

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