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Con mis manos aun más toscas que las piedras,
cubrí las tuyas tiernas como rosas,
y vi volar sobre tu frente mariposas
y el cielo de la tarde con estrellas.

Miré que tu carita tan tan tierna
mostraba una sonrisa encantadora,
y luego que dijiste: "¿no te importa
si apoyo aquí en tu hombro mi cabeza?"

"¿Por qué pedir permiso cuando sabes
que yo poquitas cosas te he negado?
si debe descansar pues que descanse,

minutos, horas, días, meses, años,
apoya tu cabeza, si eso hace
que siempre permanezcas a mi lado"

Carlos Z.