En el Eco del Ayer

Recuerdo los momentos que tejimos,
un paraíso en el tiempo suspendido.
El pasado, un refugio dorado,
donde nuestros corazones latían al unísono.

Pero el viento cambió su rumbo,
y te llevó lejos, más allá de mi alcance.
Perdí el norte en la bruma de tu ausencia,
sin metas, sin estrellas que guiaran mis pasos.

Aun así, en la quietud de la noche,
escucho el eco de tus risas, tus palabras.
Fuiste una constelación en mi cielo,
y aunque la historia no se reescribe,
tu luz sigue brillando en mi memoria.

Así, en el silencio, te nombro,
como un verso que se repite,
como un poema que nunca se olvida.
Porque fuiste mi mayor tesoro,
y el tiempo no puede borrar lo que fuimos.