Noche sincera

Imágenes ensordecen en el flujo descendente de un lamento.
Las lágrimas lloran en mi mejilla,
ni el sueño te aplaca y ya me duele fingirme.
Me duele frenar el frenesí que llevan los latidos.
Me duele la razón cuando cae.
Las palabras muertas, por miedo a nacer, susurrantes como tu mirada en la oscuridad más cegadora.
Los silencios en tu espalda,
la cobardía de mis labios.
Me duele el alma desgarrada
en la garganta cuando subyace en la noche abierta.