LA EXTRAÑA APARICION

Han pasado tantos años, nos conocimos poco
perdona el mal amor que mi égloga ha dado,
me destrozo al pensar lo fatídico y evoco;
a la triste desgracia que este ser ha entregado.

Y volverá mi ángel, la pacifica armonía
a darme una esperanza, toda la inútil gloria;
no vale ni el desprecio de tu arrogancia tardía,
como el trágico odio, de tu impúdica memoria.

Que sonrisa más grácil, fingida melodía,
como el devocionario constelo tu sufrir.
A mis pies, un retrato; consternado veía:
la esencia fantasmal en tu velo al morir.