CON EL ALMA EN TU ENGAÑO

Te marchas y al engaño sucumbo malherido,

desesperados gritos entronizan mi muerte

esta noche irradiante por este amor prohibido,

me acosa este tormento al no poder tenerte.

Esta intriga en amarte solo en sueños me mata,

despierto en soledad sin tu arrullo de miel.

Me exalto, corazón; al no verte ¡Mi ingrata!

desiste la esperanza, por intentar ser fiel.

Aquella era de antaño perdida en agua hallé,

tristezas y lamentos brotaban mar tus ojos;

al baile de hojarasca desde el balcón te hablé,

noté la perspicaz, mirada en tus enojos.

Tu mirada sutil funge en mí la pasión,

un destino falaz me ensaya al infortunio;

el deseo en tu cuerpo vuelve a mí la traición,

Celestina vendrás, por las tardes de junio.