Masheudh- Sahir- Jamil
Te miro y resulta que te pareces tanto a mí
que verte tras el vidrio me desquicia
el hecho de poder observar la usencia de ti mismo
tu quietud estúpida me llama a poner piedras a tu cuello
Con el trizado Ethos del que juega a equilibrar dagas
siempre somnoliento barón que no es varón ni dama
pusilánime y bastardo jugador de espíritus encadenados
¿cuánto desprecio puede almacenarse en un nombre?
Tras esa tarde en aquel pueblito de mierda me puse a pensar
- “Este reflejo no es otra cosa que el fruto de mis años, mis malos años”-
me sentí desvalido y sucio, aunque siempre decía estas palabras como repitiendo un mantra para sonar interesante, pero esta vez fue diferente, esta vez me sentí dueño de un fuego ahogado y absurdo. ¿Quién era yo?, un hombre solamente un hombre en mitad de los hombres con las manos atadas ciego y asqueado de mis retratos.
Con la sed incansable del que bebió su Neshama y quedó detenido por dos eternidades y a la tercera volvió para vengar su vida.
Ese maldito conjurador de mundos era YO.
Comentarios & Opiniones
Ariel una enseñanza pura,excelente desde todos los puntos de vista,saludos abrazo poeta!
Ariel excelente escrito, gran placer pasar. Saludos.
Ariel, tienes una capacidad tremenda de escribir en un estilo único muy diferente y eso es excelente te felicito hombre! Adelante en ello. Un abrazo
Muchas gracias a Ustedes, siempre con su gentil concejo y amable comentario, me siento muy cómodo aprendiendo en esta plataforma
saludos Silvia, Joel, María Cruz y María del Rocío