El monaguillo.
El monaguillo.
¿Quieres ser monaguillo?
me dijo Antonio Otero
al salir de la misa
la tarde de un domingo.
Yo admiraba a ese chico,
le veía decidido,
sabía lo que quería
y como conseguirlo.
Se subía en el altar
con aire distinguido
y con manos expertas
encendía los seis cirios.
Yo admiraba a ese chico,
se hincaba de rodillas
y juntaba sus manos
con aspecto cansino.
Luego se levantaba
y pasaba el cepillo.
Iba banco por banco
hasta llegar al mío.
Yo buscaba nervioso
bolsillo tras bolsillo,
él y yo lo sabíamos,
se encontraban vacíos.
Él miraba mis gestos
un tanto divertido,
sonaba la bandeja
y seguía su camino.
¿Por qué me abría elegido?
No era de mis amigos,
de los que ahora no tengo
y sí tenía de niño.
¿Quieres ser monaguillo?
Y acepté sorprendido
aquella tenue tarde
de aquel tenue domingo.
Y cinco largos años
vestí aquella sotana
Junto a mi amigo Antonio,
junto a mi nuevo amigo.
Comentarios & Opiniones
Que linda y tierna historia! Y aceptó ser monaguillo de aquel amigo en su camino.
Muy bueno tu relato. Saludos de Amistad.
Saludo.Interesantes recuerdos. Mucho por escribir. También una vez llevé el báculo en una misa pontifical cuando se ordenaron varios conocidos, luego en celebración fastuosa de primera misa de otro conocido. Cosas de la vida. Hasta nueva obra.
Entrañable y bonito escrito del comienzo de una amistad, saludos.
Gracias por vuestros comentarios.