Tras los cristales llueve,
gotas benéficas resbalan
desde el muro que guarece
hasta los jardines que claman.

Llueve, y su sonido quedo
alberga la esperanza
de que por mucho empeño
la Tierra nunca se calla.

Savia para la vida sabia,
savia que enloquece
la marchita planta
que, sabia, florece.