BAILE MALDITO

No importan los pobres, ni siquiera los de espíritu,
lo más práctico es que se marchen a otro lugar,
o quitárselos de encima, nada aportan al beneficio,
incomodan, cuestan, delinquen, reivindican sin parar.

Mi territorio es mío, de nadie más, debe limpiarse
de descamisados, de perdedores, de infortunados,
¿de qué derechos gozan si no son legales ciudadanos?
¿de qué derechos gozan si son desechos humanos?
Deben regresar a su amada patria y ahí desinfectarse.

Los ricos tienen las puertas abiertas, ninguno de ellos
entrará en el reino de los cielos, pero sí en el mío,
son siempre saludados porque ofrecen sus dineros
por desdeñada labor ¿a los pobres que ya se han ido?

En el país de las oportunidades, de los sueños,
campa a sus anchas un farandulero
que se regodea del mal ajeno,
teniendo por emblema aranceles sin frenos.

Es un bufo contorsionista,
ahora te doy, ahora te quito,
saltimbanqui del chovinismo,
mercachifle geocentrista.

Parlotea por boca de ganso,
alardea de mil saberes,
hasta te recrea si disciernes
lo poco cierto de lo mucho falso.

Lo peor es que ni siquiera sabe bailar,
y si lo hace es con la más fea,
une su destino al que asedia,
vilipendiando al que le podría enseñar.