Ariadna

Esto escrito, a continuación, es un desvarío del autor. Un verso para dejar atrás la existencia o, más bien, existir dejándolo todo atrás:

Cuando tu ida dio lugar; ciertos pensamientos murieron y otros nacieron para respirar inmortales. El arco de metal te olvidó seguramente, he vuelto varias veces con él y las despedidas siguen siendo amargas, como un puntapié en el estómago. Las caminatas a los parques se volvieron incoloras y nuestro favorito fue olvidado por el tiempo, sólo pasos callados con recuerdos lo reviven en su soledad. En casa ya ni los grillos cantan, sólo la tetera llena efímeramente ese concreto viejo y desdichado. Mis ojos se empequeñecen al ver las fotos de la sala; tu sonrisa siempre inundaba la película y logra dibujarme una sin darme cuenta. Las calles se caen y aquí sigo; canoso y con la carne flácida, odiando este hilo de oro que me atrapa, esperando con insomnio volverte a ver.