Aún sigo

Aún así, sigo
(Poema en tres respiraciones)
I. El ángulo escondido
¿Cómo olvidar la dicha vivida
si fue ella quien tejió mi piel con sentido,
quien sostuvo los días como una música callada,
como un pacto firmado con la vida
para lo bueno
y para lo malo?
Dicen que en la vejez uno se conforma,
pero yo he visto lo contrario:
se ensancha el alma.
Se vuelve más precisa.
Ya no se rinde al ruido del grupo,
ya no se traiciona por pertenecer.
Mira de frente, aunque duela.
Y aún así, elige.
He descubierto más ahora,
en este cuerpo que cruje,
que en la juventud que se creía eterna.
Porque ahora no me como el mundo:
lo escucho.
Y lo saboreo con la lengua del silencio.
Desde ángulos escondidos,
desde esquinas del alma
que solo aparecen cuando todo lo demás ha caído.
El cerebro, ese laberinto vivo,
solo revela sus hilos más sutiles
cuando caminamos el abismo.
Y no hay mapa.
Solo fe.
Como aquellos que aún con ELA
quieren seguir.
Y ahí lo entendí:
la vida no necesita promesas,
solo una chispa en la penumbra.
Yo también viví ese amor.
Fui feliz, plena, entregada,
dandolo todo en aquel último año
en el final de la vida de mi ser querido
No necesitaba más.
Era todo.
Era luz.
Y aún hoy,
con lágrimas,
con cansancio,
con el temblor de quien ha sentido el borde,
elijo quedarme.
Elijo seguir.
Elijo vivir.
II. Donde me lleve este salto
Siento la dicha de lo que siento,
el agua tibia y cruel del alma abierta,
y el dolor de los que no lo sintieron,
de quienes se fueron sin alcanzar
ese último escalón
que los esperaba,
quieto, paciente,
con más bondad
de la que jamás se atrevieron a darse.
Porque vivir —de verdad vivir—
requiere coraje.
Y morir también.
Con el puño en alto.
No como quien se rinde,
sino como quien declara:
he llegado hasta aquí.
Estoy.
Y aún sigo.
Adelante.
Y si hay un abismo,
que sea entonces
el lugar del salto.
Que sea vértigo con propósito.
Luz a medio nacer.
Grito que se hace vuelo.
Porque incluso en el vacío,
puede haber camino.
III. Y que no olvide nunca
Que no olvide
nunca
este regalo.
Que aunque la vida apriete
hasta dejarme sin aire,
este sentir
—este exacto—
se abra paso,
como semilla terca en tierra dura,
y deje venir otro día,
y un día siga a otro día,
hasta que más verdad
venga a visitarme
29/05/2025
©Dikia



