LO NUESTRO!
Estoy aquí, ante ti
mirando el rectángulo de piedra blanca
bajo el cual duermes eternamente.
¿Cómo estarán tus manos, tus ojos
antes claros, tu cabello rubio,
tu cuerpo joven que se unió
durante mucho tiempo con el mío...?
¿En qué extraña posición estarás,
serás aún tú, o, simplemente nada?
He venido a mirar una vez más
tú tumba fría, que a pesar de ello
me acerca mucho a ti...
He venido simplemente a visitarte,
a colocar sobre tu seno éstas frescas
margaritas que junté en el prado para ti.
Estuve, largo tiempo , dialogando con
las nubes, observando su lento caminar,
como el del tren de lustrosa madera
que cada horas pasa por aquí.
He venido en silencio, a contarte
que aún sigues viviendo, en todas las
cosas que dejaste: en la vida de nuestro
maduro Esteban, en tus poemas, tus telas,
los óleos que hiciste para mí...
Aunque quede sólo el polvo de tus
huesos, he venido ha decirte
que aún te quiero a ti!